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“Como peces en el agua”, la diversidad de la natación adaptada

La Fundación Garrigou nació hace casi diez años con la intención de promover la participación plena en los diferentes ámbitos de la sociedad de niños y jóvenes con discapacidad intelectual. Uno de esos ámbitos es sin duda la actividad física, que no sólo nos ayuda a sentirnos mejor, sino que nos permite socializar, retarnos y descubrir que, con trabajo, podemos llegar cada día un poco más lejos.

De estos beneficios saben mucho Jose Manuel Gómez y Manuel Vidart. Ambos son profesores de Educación Física Adaptada desde hace años y, al acabar la actividad escolar, se meten en el agua con los niños y jóvenes que acuden a natación en la piscina del Centro de Educación Especial María Corredentora de la mano de la Fundación Garrigou.

Una actividad a la que acuden escolares de la zona, alumnos del propio centro y también miembros de otras entidades como la Fundación Deporte y Desafío, o la Fundación Síndrome de West con las que Garrigou colabora.

Trabajan de forma grupal (máximo de 6 personas), grupos reducidos (2-3 personas) y de forma individual con grandes dependientes. “Nuestros alumnos son agrupados por su nivel de competencia en el agua, nos da igual que tengan o no discapacidad”. Entre los participantes en esta actividad física hay niños y jóvenes con capacidades diferentes. Una variedad que no sólo sirve para normalizar la diversidad, sino que ofrece grandes beneficios para todos, porque unos y otros aprenden a socializar con el que es diferente.

Beneficios para el trabajo corporal

“El agua nos permite a través del juego hacer cambios de posición sin riesgo de caídas”, explica Manuel. José Manuel añade que son muchos los beneficios que tiene la actividad acuática, principalmente “nos ayuda a organizar nuestra información corporal y nos permite desarrollar las respuestas neurolaberínticas ausentes en gran parte de nuestro alumnado con discapacidad, con lo que el agua será un medio ideal para trabajar la reactividad de los brazos y hacer que estos sean lo más funcionales posible, con la implicación que ello tiene en el desarrollo de las habilidades adaptativas”.

Si la experiencia es beneficiosa para los jóvenes, no menos lo es para sus padres, que ven como sus hijos están atendidos por profesionales que saben cómo actuar en cada momento. Además, para muchos de ellos, esta actividad acuática es la primera en la que ven socializar a sus hijos con otros niños, con la alegría y emoción que ello supone.

Las clases de actividad acuática adaptada se desarrollan de octubre a junio a través de la Fundación Garrigou, y todos los que estén interesados pueden contactar con la misma para conocer más detalles.