“Una noticia preocupante y muy triste para los niños y niñas con discapacidad intelectual, y para la sociedad en general”. Así han calificado desde la Fundación Mauricio Garrigou la decisión del Tribunal Europeo de Derechos Humanos de mantener la censura en Francia al spot elaborado por la Fundación Jérôme Lejeune con motivo del Día Mundial del Síndrome de Down del año 2014.
En el spot que se emitió en varias cadenas francesas en marzo de ese año se mostraba a niños y jóvenes con Síndrome de Down que le lanzaban un mensaje a una madre embarazada de un bebé con Síndrome de Down. En él, le decían todas las cosas que podría hacer su hijo o hija “podrá hablar, correr hacia ti, ir al colegio, viajar”. Y aunque apuntaban que en ocasiones sería muy difícil señalaban que esa sensación la tienen todas las madres, sean como sean sus hijos. El vídeo terminaba afirmando que las personas con síndrome de Down pueden ser felices.
Semanas después de su emisión el Consejo Superior Audiovisual francés censuró el clip prohibiendo su emisión en un contexto publicitario. Señalaba que el contenido no era de interés general y que su emisión podía perturbar la mente de aquellas mujeres que hubieran tomado una decisión distinta.
La Fundación impugnó la decisión ante el Consejo de Estado, y al ser rechazado su recurso presentó una demanda ante el TEDH. El pasado día 1 el Tribunal Europeo calificó la misma de “inadmisible”. Señala que la demanda se refiere a cuestiones abstractas y que puesto que el clip se emitió según lo acordado y la decisión del Consejo Superior Audiovisual se centró en que en un futuro se valorara la emisión de “mensajes susceptibles de llevar a controversia” no existen suficientes argumentos para hablar de víctima. Por lo tanto, el vídeo sigue teniendo censurada su emisión en un espacio publicitario en Francia.
Desde la Fundación Garrigou, lamentan está decisión y creen que hace un flaco favor a la participación en la sociedad de las personas con discapacidad. “Es cierto que su felicidad, su alegría, su entusiasmo y su sonrisa puede perturbar conciencias, pero, qué hay de malo en ello. Ojalá sea un motivo para que reflexionemos de verdad sobre la necesidad de dar a las personas con discapacidad el lugar que se merecen en la sociedad.