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Caixa Bank hace realidad las becas de la Escuela de Natación Adaptada

Gracias a CaixaBank y a su iniciativa «Planta tu proyecto», una treintena de familias se va a beneficiar durante los próximos meses de una beca en la Escuela de Natación de la Fundación Garrigou.

La entidad recibió en la convocatoria de 2022 de «Planta tu Proyecto» 8.000 euros que serán destinados a reducir las cuotas mensuales de las familias de los alumnos con mayores necesidades de apoyo durante los meses de Enero a Junio. 

De esta forma, familias que pagan una cuota de 90 euros al mes porque su hijo necesita ser atendido en grupos super reducidos, y familias que pagan 152 euros al mes, al recibir sesiones individuales. Podrán hacer frente al pago de la cuota general. 

Es decir, todos los alumnos pagarán la misma cuota, sean cuales sean sus necesidades de apoyo.

De esta forma, la Fundación Garrigou, en colaboración a Caixabank abogan por eliminar la brecha económica existente para muchas familias con discapacidad, para las cuales actividades como la Escuela de Natación no son solo beneficiosas, sino necesarias para su bienestar físico, social y emocional. 

Desde aquí, agradecemos a Caixabank su colaboración, y esperamos que podamos seguir colaborando mucho tiempo más. 

 

La Importancia de las Actividades Acuáticas

Se acerca el verano y a muchos padres les preocupa cómo van a desenvolverse sus hijos en el agua. ¿Necesitan apoyo? ¿Serán capaces de estar tranquilos? ¿Tendrán una primera experiencia positiva?

Más allá de estas preguntas que todos en algún momento podemos plantearnos, en la Fundación Garrigou hemos querido abordar a través de la Escuela de Familias «La Importancia de las actividades acuáticas en niños y jóvenes con discapacidad». 

Una temática muy interesante de la que nos ha hablado José Manuel Gómez Pascual, monitor de la Escuela de Natación Adaptada de la Fundación Garrigou y profesor de Educación Física en el Centro de Educación Especial María Corredentora.

Para comenzar, José Manuel explicaba que son tres los canales que nos permiten recibir información sobre la posición de nuestro cuerpo en el espacio: El canal visual, el propioceptivo y el vestibular.

Con el canal visual buscamos la horizontabilidad de nuestra mirada como referencia. Por eso, cuando tenemos los ojos cerrados nos es más difícil mantener el equilibrio, ya que perdemos esa información. En el canal propioceptivo tiene mucha importancia la información que nos llega a través de los sensores ubicados en las plantas de nuestros pies. Finalmente, los conductos semicirculares del órgano vestibular y el líquido que circula a través de ellos nos permite conocer cuál es la posición de la cabeza en todo momento.

Una vez que conocemos c´ómo nos llega la información, es momento de centrarnos en el siguiente paso «¿Qué sucede cuando nos metemos en el agua?»

Buscamos la posición vertical para partir de ella, y desde allí buscar la posición de equilibrio habitual en el agua, horizontal. En ese momento, aparecen las respuestas en brazos. José Manuel Gómez Pascual recordaba que «nos interesa mucho que los brazos de nuestros alumnos sean lo más funcionales posible, por ello trataremos de ejercitarlos al máximo. Además, tenemos la ventaja de poder hacer ejercicios para fortalecerlos sin riesgo a caídas. El objetivo de todo este primer trabajo es ser lo más competente posible con nuestro cuerpo tanto dentro como fuera del agua. Si lo conseguimos, podremos centrarnos en otros aprendizajes más complejos. «Si estoy pendiente de no caerme, difícilmente podré atender a lo que sucede a mi alrededor»

Como añadía José Manuel, «una vez que estamos estables, podemos trabajar patrones de activación cerebral en el agua, y en la medida en que vamos repitiendo estos patrones, los vamos reforzando, interiorizando y automatizando». «El objetivo – añadía- es ir desarrollando cada vez patrones más complejos»

El trabajo en el agua

Para todos aquellos padres interesados en la metodología de trabajo en el agua de la Escuela de Natación, José Manuel explicó los diferentes pasos:

  1. Plan de baño en casa                                                                                      La primera experiencia que tienen los niños con el agua es a través del baño diario. En ese sentido, solemos recomendar a los padres que no abusen de posturas de espaldas, que incentiven el mantener la cabeza erguida.                                                                                                                  Además, es muy importante que cuando vienen por primera vez a la piscina, tengan una experiencia positiva, que se bañen con la persona de referencia, de modo que el paso hacia el profesor o monitor sea lo más natural posible.
  2. Programa de requisitos previos                                                                    Buscamos que sean capaces de controlar la cabeza y mantener una posición erguida, y una vez que son capaces de mantener una postura adecuada, el siguiente paso es hacer que la pierdan y la recuperen de nuevo. Pasar de estar en la vertical, a tumbarnos boca arriba y viceversa gracias al material auxiliar.
  3. Circuito primario.                                                                                                 Llamamos circuitos primarios a la capacidad de desplazarse por una calle y volver por otra siguiendo unas órdenes y referencias (túmbate, sigue, toca). Con aquellos alumnos con mayores necesidades, acompañamos la orden de gestos para que, a base de repetirlos, lleguen a interiorizarlos.  En esta fase estamos muy atentos a la funcionalidad de los brazos, permaneciendo atentos a los patrones que se van desarrollando, para que estén bien ejecutados y se vayan automatizando. Además, poco a poco, se va retirando el material auxiliar.
  4. Programas de estimulación muscular.                                                            Se van retirando las referencias, los alumnos deben ir y volver por la misma calle, guardando distancia. Y los desplazamientos se completan con ejercicios en el borde, rotaciones, flexiones, estiramientos, que nos van a ayudar nuestro movimiento en el agua.

La Escuela de Familias concluyó con una ronda de preguntas en la que, entre otras cosas, se explicó los beneficios que tiene un material auxiliar como los manguitos frente a otros como los cinturones, o corchos. «Los manguitos nos permiten un movimiento más libre de los brazos, al igual que un mejor cambio de posición. Siempre hay que buscar el punto medio entre la seguridad y la estimulación para ir consiguiendo movimientos cada vez más complejos.

Normalizando bajo el agua: clases de natación para niños al margen de discapacidades

La pasada semana nos visitaba el periodista José Ignacio Wert para hacer un reportaje de nuestra Escuela de Natación. Tras pasar con nosotros una tarde, escribió esta reflexión que ahora queremos compartir con vosotros:

«Las clases de natación de una fundación (Mauricio Garrigou) vinculada a un colegio de educación especial (María Corredentora) no tendrían nada de particular. Si no fuera porque éstas son abiertas a niños que procedan de otros centros. De este modo, en grupos de unos seis alumnos, se mezclan aprendices de nadadores con y sin síndrome de Down. El criterio no es la edad si no el grado de destreza bajo el agua. “Al principio pueden observar más”, señala José, uno de los profesores. Pero el espacio compartido se traduce en normalización. Que, en este barrio, se mezcla con el cloro.

Fito está exultante. Es la tarde de su quinto cumpleaños. Sus padres llegaron a la clase como actividad extraescolar del colegio. “Esto le viene fenomenal”, dice Rodolfo, mientras espera a recogerle. “Siempre sale con una sonrisa”. La formación física que recibe bajo el agua le sirve fuera de ella. “Es mucho más autónomo”. También va a tenis, pero ahí se notan un poco más los problemas de coordinación. Lucía (8 años) deja las instalaciones feliz. Explica que su siguiente destino es el coche de su padre, Luis. Antes de salir, vuelve sobre sus pasos. Ha olvidado la pegatina que Lola da a cada alumno al final del día. Un coche, qué cosas. De color amarillo. Su progenitor cree que las clases fueron fundamentales para terminar de preparar a la niña para dar sus primeros pasos en la superficie. Lleva acudiendo desde que era un bebé. Ambos padres coinciden en señalar que esta preparación constante les da tranquilidad de cara a las piscinas y las playas que salen a su encuentro en los veranos. Álvaro (26 años) empezó a venir al año de edad. Es el único de su promoción que sigue acudiendo, ahora una vez por semana, a esta piscina.

José Ignacio Wert

Desde un punto de vista más técnico, José puntualiza los efectos positivos que estas lecciones tienen en el desarrollo del órgano vestibular, muy importante en el equilibrio y el control del espacio. Aquí se aprende a regular la posición, a controlar la postura. Los rudimentos aquí adquiridos permiten fuera ganar habilidad en el manejo de lápices o utensilios para comer.  Manu, otro profesor, venido de Santander hace 18 años, recalca que el planteamiento de las clases para chicas y chicos algo mayores es de Educación Física. De ahí que compense la longitud de la piscina con una colchoneta en el que cada largo se corona con algunas flexiones en seco.

Rodolfo y su mujer no supieron que Fito tenía síndrome de Down hasta su nacimiento. “Lloré 24 horas sin parar”, reconoce. La vida que se había imaginado iba a ser muy distinta de la que empezaba en ese momento. Pero, tras ese día de lágrimas, empezaron a rodearse del apoyo de familia, amigos y, muy especialmente, otros padres en sus mismas circunstancias. “Se crea una unión muy especial”. Hoy toca celebrar el cumpleaños. Su padre sabe que Fito no dejará terminar el día sin probar jamón ibérico, por el que está desarrollando una gran afición. Comprobamos que Rodolfo tenía razón. Su hijo siempre sale de la clase con una sonrisa. Es casi tan amplia como la de su progenitor.

Además de Lucía, Macarena (12 años), la hija mayor de Luis, también practica aquí natación. Descubrió el sitio a través de su hermana. Ella, que convive con el síndrome de Down en casa, piensa que es muy positivo que otros niños que no viven esa circunstancia adquieran aquí su propio punto de vista relacionándose con la discapacidad, en unas clases de las que destaca, precisamente, que “estén abiertas a todos”.

Adriana (20 años) también lo ha conocido en su propia casa. Su hermana Alicia (13 años) le descubrió estas clases en las que ahora ella acaba de empezar sus prácticas como monitora. Son el principio y el final de una saga de cinco. Aquí ha comprobado que “cada niño es un mundo” en su manera de interactuar con el agua. Sin embargo, por regla general, cuesta mucho más sacarles de la piscina que convencerles para que se metan en ella.

“Estate feliz, que vamos a cenar en familia”. Esa clase de comentarios de Alicia hacen que Adriana haya aprendido de ella valorar los detalles pequeños y los aspectos positivos de la vida cotidiana. “Se fija en todo, nota hasta cuando estás baja”.  Manu apunta en la misma línea. Lo que sus alumnos le han enseñado este tiempo es “humildad” y “priorizar las necesidades”. “Te das cuenta de que un problema es otra cosa que perder un móvil o discutir con tu pareja”. Y eso acaba permeando en los niños sin Down. De ahí que Manu prefiera el término “hándicap”, muchas de cuyas acepciones permiten hablar de una desventaja de partida que se puede superar. Como resume Macarena, en su casa ha aprendido que “todos somos iguales. No importa la discapacidad”.

José Ignacio Wert

Avanza la tarde y llegan nuevos alumnos. Algunos presentan discapacidades intelectuales distintas al síndrome de Down. “Yo tengo síndrome de Up”, bromea Dani, que prepara la celebración de su treinta cumpleaños. “Tengo trabajo, tengo sueldo, tengo novia, ¡qué mas quiero!”, reflexiona. Álvaro cumple disciplinadamente con los ejercicios. Acabado el largo, este adolescente se dispone ya a atendernos. José insiste en que tiene un gran sentido del humor que desborda en las seleccionadas ocasiones en las que dice algo. Recordamos su chascarrillo cuando le preguntaron por la última Nochevieja. “-¿Tardaste mucho en tomarte las uvas? –No, no mucho. Conseguí terminármelas antes de que acabaran las de Canarias”.

José Ignacio Wert

Colaboramos con la Fundación Deporte y Desafío

La Fundación Garrigou, colabora con la Fundación Deporte y Desafío, de forma que sus miembros acuden a clases de natación adaptada en nuestra escuela.

Este jueves fue el día de las valoraciones personalizadas, con el fin de que los alumnos reciban la atención que necesitan por parte de nuestros profesionales.

¡Gracias a todos!